Después de su fiesta de cumpleaños, Durden Lane dormía
tranquilamente en su cama hasta que sintió un pinchazo en su espalda, cada vez
mas doloroso hasta que decidió abrir los ojos y descubrir que el causante de
este dolor era un pequeño triceratops con un moño color morado.
Durden Lane no podía creer que un triceratops
estuviese ahí, en su cuarto, intentándolo despertar. Quiso adjudicarle esa
visión a su cruda de la noche anterior, sin embargo, después de observar al
pequeño dinosaurio descubrió que no era una alucinación y que efectivamente
tenia un dinosaurio en su cuarto.
Como niño con dinosaurio nuevo jugo con el un buen
rato, y antes de salir a la calle, lo alimento de todo lo que había en su
refrigerador. Los sonidos que el triceratops hacia eran algo así como:
rrrrooooaaaarrrrwwwwggghhhh.
Terminaron de comer y partieron al parque donde todos
quedaban impresionados al ver a este bello dinosaurio, sin correa, obediente y juguetón
socializando con los perros alrededor de una fuente.
Toda la tarde fue genial. Durden Lane no se explicaba
como ese dino llego a el y no le importaba. Llegaron a casa exhaustos y tirados
en el piso de su casa, recordó que debía ir a la plaza por despensa.
-
ah, como
quisiera que fueras grande para poder montarte y que me llevaras de compras.
En ese momento el pequeño triceratops salió de la
casa y comenzó a crecer y a crecer hasta que Durden Lane le ordeno dejar de
hacerlo. Monto en su ahora triceratops de 2 metros y decidió partir a la plaza.
Al entrar, el triceratops volvió a ser pequeño y acompaño a su amo por toda la
plaza. Obviamente nadie pudo evitar que no entrara ya que las reglas en la
plaza no decían “Prohibido la entrada con dinosaurios de cualquier especie”. Al
salir creció nuevamente, montaron a casa y regreso a su tamaño normal para
poder entrar a casa y disfrutar de un garrafón de agua y mucha mas comida.
Llego la noche y Durden Lane decidió salir a dar una
caminata nocturna con su mascota. Justo a media calle antes de llegar a su casa
unos tipos en un auto decidieron parar e intentar realizar un asalto.
Afortunadamente el dinosaurio reacciono ante esta amenaza incrementando su
tamaño y embistió a estos maleantes junto con su auto que en ese momento pareció
haber volado tal y como uno suele aventar los autos de juguete. En ese momento
los maleantes comenzaron a disparar, el dinosaurio hizo frente a estos disparos
y se coloco frente a Durden Lane el cual temeroso pensó que este era el final
de su mascota prehistórica, sin embargo, tal y como un cuento salido de una
mente ociosa y demasiado creativa, observo como los disparos rebotaban al
chocar contra la piel gruesa de su ahora compañero y tanque de defensa.
Volvieron sanos y salvos a casa. Durden Lane hizo lo
posible para no quedarse dormido y poder estar mas tiempo con su mascota, pero
el sueño lo venció.
Soñó haber tenido un dinosaurio de mascota, jugar con
el, alimentarlo, pasear con el, vencer miedos junto con el, esforzarse mucho
por cuidarlo, desvelarse con el.
Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí,
picándolo de nuevo para levantarse y seguir con todo lo soñado.